Lugo

Pazos e mosteiros de Lugo.

En lo que se refiere a sus características constructivas, los pazos suelen presentar unos tipos de planta predeterminados, abundando las construcciones en “U” o rectangulares. En cuanto a los elementos que los configuran, además de la casa noble o vivienda, deben mencionarse los hórreos, los establos, los palomares, las capillas, los jardines y los emblemas heráldicos.

Por toda la provincia de Lugo encontramos pazos que han sido recuperados para su uso como establecimientos turísticos. Es el caso de los pazos de Ludeiro, en Monterroso; Terrafeita, en Trabada; A Trave, en Viveiro; Pazo de San Isidro, en Mondoñedo; Verdes, en Cospeito; Vilabade, en Castroverde; O Piñeiro, en Chantada; Pazo Mariñao, en Palas de Rei; Torre do Barrio, en Sarria y el Pazo O Almacén, en Cervo. A mayores se puede visitar la Finca Galea, en Alfoz, un pazo con  una extensa finca e ingenios hidráulicos como un molino y un batán. Además, en O Saviñao, el pazo de Arxeriz es la sede de un Ecomuseo que cuenta con una completa exposición de carácter etnográfico sobre la Ribeira Sacra.


  • Pazo de Ludeiro.
  • Pazo do Piñeiro.
  • Pazo de Vilabade.
  • Pazo Mariñao.


Pazo de Ludeiro

En el corazón de Galicia, ayuntamiento de Monterroso, en el Camino de Santiago y a 35 Km. de la ciudad de Lugo, lugar de suaves e insinuantes colinas que albergan una variada riqueza de fauna y flora, se encuentra el Pazo de Ludeiro, una de las primeras muestras del arte gótico civil gallego, dado que su construcción es anterior al año 1468. Las nobles familias de los Ulloa, Montenegro y Ribadeneira desfilaron en la pasarela de su dilatada historia.

A pesar del tiempo transcurrido, su arquitectura originaria ha sufrido muy pocos cambios a excepción de aquellos conducentes a aumentar el confort del usuario mediante una moderna unidad hostelera y medios audiovisuales presentes en todas las dependencias, que están decoradas por el artista soriano Don Juan de Álvaro y Urtazu.

Sin llegar a ser un castillo, su configuración nos recuerda la de una pequeña fortaleza en la que moraba la nobleza gallega en la Baja Edad Media con sus espacios almenados y robusto muro circundante. Todo ello enmarcado en un ensoñador paisaje, en una finca de unas cuatro hectáreas recorrida por el río Augabela.


Pazo do Piñeiro

El Pazo do Piñeiro es un pazo del siglo XVI situado en el lugar de Soilán, parroquia de Pesqueiras del municipio de Chantada (Lugo).

El origen del pazo y Casa do Piñeiro se retrotrae al año 1539, cuando fray Alonso de San Cibrao, Visitador del Monasterio de San Payo de Antealtares de Santiago de Compostela, aforó a Alonso Vázquez Varela y Temes, escudero y merino del Coto de Santa María de Pesqueiras, los lugares de Vidal, Airoá, Nogueira, Ansoar, Castelo, Soilán, Lamela, Espiño y Outeiro. Alonso Vázquez Varela y Temes era nieto del escudero Alonso Vázquez de Temes “El Viejo”, también merino del Coto de Pesqueiras, a quien en 1476 ya habían sido aforados los citados lugares, e hijo del también escudero Juan Varela y Temes, quien, en su testamento del 21 de marzo de 1511 ante el escribano de la villa de Monforte de Lemos Cristóbal de Córdoba, le había legado la pousa do Piñeiro.

Alonso Vázquez Varela y Temes contrajo matrimonio con Isabel de Castro, hija de Fernán Niño de Castro y de María Álvarez de Villagroy, y descendiente, por tanto, de los Castro señores de Castroverde emparentados con los titulares del Condado de Lemos; el matrimonio tuvo varios hijos y en 1546, con su testamento del 9 de abril, Alonso Vázquez creó el vínculo y mayorazgo de la Casa do Piñeiro, que heredaría su primogénito Pedro Vázquez Varela Temes y Castro.

Alonso Vázquez Varela y Temes era hijo de Juan Varela Vázquez y Temes y de Inés López de Aguiar, nieto de Alonso Vázquez de Temes y de Leonor Varela, y biznieto de Rodrigo Vázquez de Temes, quien en 1446 ya había recibido foros de las monjas de Santa María de Pesqueiras de algunos de los lugares que constituirían el patrimonio territorial de la Casa do Piñeiro. Esos Vázquez de Temes, eran hidalgos principales de la comarca chantadina, como descendientes de Juan Vázquez de Temes, hijo de Vasco Pérez de Temes,​ señor de Chantada y Temes, cuya sepultura de 1333 se conserva en el interior de la iglesia de Santiago de Losada.

Pedro Vázquez Varela Temes y Castro, II mayorazgo de la Casa do Piñeiro, casó con Catalina López de Taboada, hija de Álvaro de Somoza y Moure, señor de la Casas de Meixide Pequeño y de Merlán, y de Catalina López de Taboada​, y tuvo como primogénito al capitán Pedro Vázquez de Aguiar y Castro, que el 4 de agosto de 1625 se presentaría en La Coruña con hombres respondiendo al «Llamamiento de nobles para defender la Fe y Religión» contra el Reino de Inglaterra hecho por el Capitán General del Reino de Galicia. Este Pedro Vázquez de Aguiar, III mayorazgo, casó con Isabel Vázquez Varela y Somoza, hija del notario Miguel Fernández de Viñas y de Inés Rodríguez Varela​, pero no dejaría hijos varones por lo que el vínculo de la Casa do Piñeiro pasaría a su hija primogénita, Antonia de Castro Aguiar Varela y Somoza.

En 1639 Antonia de Castro estipuló un contrato matrimonial con Raimundo de Arce Calderón de la Barca, vecino de Monforte de Lemos, que acababa de enviudar de Mariana de León. De este matrimonio surgieron siete generaciones del linaje de los Arce Calderón de la Barca titulares del mayorazgo de la Casa do Piñeiro. Los Arce Calderón de la Barca son un linaje foráneo, proveniente de los Arce Solórzano de la Montaña cántabra que se habían establecido en Galicia en 1562 con la llegada a Monforte de Lemos del arquitecto trasmerano Gaspar de Arce Solórzano​. La hija de este, María, casó con Pedro Pérez Calderón de la Barca​, oficial del Santo Oficio de Santiago de Compostela, y tendría dos hijos, Pedro y Raimundo; este Raimundo sería el marido de Antonia de Castro. De este modo junto a los linajes oriundos de la Tierra de Lemos que se encontraban hasta ese momento como señores del Piñeiro -Vázquez de Temes, Varela, López de Aguiar, Castro, Somoza, Taboada y Moure- se unió entonces un nuevo linaje, el de los Arce, que mantendría el vínculo de la casa en los siglos sucesivos.

A Antonia de Castro sucedió en el mayorazgo su hijo primogénito Gaspar de Arce Calderón de la Barca, Tesorero de la villa y jurisdicción de Chantada, casado en 1674 con Isabel de Losada Moure Ribadeneira, hija de Miguel Vázquez de Prado, Alguacil Mayor de la villa de Chantada, y de Ana de Losada Moure Ribadeneira, señores de Erbedeiro, en San Estebán de Chouzán. El siguiente señor de la Casa do Piñeiro, el VI mayorazgo, fue el licenciado Ignacio Francisco de Arce Calderón de la Barca, teniente Corregidor y alcalde Mayor de la villa de Chantada, que casó con Luisa Antonia Enríquez Sarmiento de Valladares, hermana de Benito Alonso Enríquez Sarmiento de Valladares, IV marqués de Valladares, hija de Juan Manuel Enríquez Sarmiento de Valladares y de Juana María de Moure Ulloa y Villamarín, señores del Pazo de Quintela. La línea de sucesión del mayorazgo de la Casa do Piñeiro siguió con el licenciado Antonio Clemente de Arce Calderón de la Barca, abogado de la Real Audiencia del Reino de Galicia, que contrajo matrimonio en 1758 con Jacinta Tronceda y Taboada, hija de Antonio Ramos Tronceda, procurador de la Real Audiencia del Reino de Galicia, y de Juana Josefa de Taboada, de la Casa de Rendal. Antonio Clemente de Arce moriría en La Coruña en 1783.

El VIII mayorazgo fue José María de Arce Calderón de la Barca, hijo del anterior, que casó en 1799 con María Salomé Burriel Montemayor y Sandoval, hija del consejero real Pedro Andrés Burriel y López de Gonzalo y de María Antonia de Montemayor y Sandoval. Tras su muerte, en 1830, sucedió como último mayorazgo Carlos Luis de Arce y Burriel, casado con Jacoba María de Parga y González de León, hija de Antonio María de Parga y Puga y de Manuela González de León, señores del Pazo de Santo Tomé de Vilacoba. Tras la abolición definitiva del régimen señorial en 1837, con la supresión de los mayorazgos y la desamortización, desapareció el señorío de la Casa do Piñeiro, no así sus propiedades ni sus rentas, ya que Carlos Luis de Arce y Burriel fue uno de los hidalgos rentistas que mejor aprovechó en Galicia las nuevas posibilidades de incremento patrimonial que la desamortización favoreció. Tras su muerte, en 1859, su viuda Jacoba María de Parga gestionó y dividió ese importante patrimonio entre sus hijos Luis, Carlos, Antonio, Gonzalo y Elisa de Arce y Parga.

La propiedad del Pazo do Piñeiro pasó al primogénito, Luis de Arce y Parga, que contrajo matrimonio con Adriana Vázquez y López de Miranda; tras la muerte de esta volvió a casar con Balbina Campo Fernández. Luis de Arce murió en 1900; su viuda, Balbina Campo, y su numerosa descendencia fueron paulatinamente dividiendo y liquidando el patrimonio rústico e inmobiliario restante. De dos de sus hijos varones, Ignacio y Álvaro de Arce y Campo, quedan todavía en la actualidad representantes del linaje de los Arce.

Tras la venta del Pazo por sus últimos propietarios de la casa de Arce, este ha sido sometido a un proceso de profunda rehabilitación que ha restaurado su pasado esplendor y ha permitido a sus actuales propietarios emplearlo para el turismo rural y la organización de eventos en el privilegiado enclave de la Ribeira Sacra.

Torre de sillería del siglo XV, de época de los Vázquez de Temes, que presenta dos antiguas piedras de armas. En la primera de ellas se encuentra un escudo cuartelado con la tau de los Temes en el primer cuartel, las varillas de los Varela en el segundo, un tercer cuartel borroso, y el águila de los Aguiar en el cuarto.

El pazo se presenta en la actualidad como un edificio de sillería de planta cuadrangular, con amplio patio interior. Se trata de una construcción neoclásica, del último cuarto del siglo XVIII, que manifiesta el poder económico alcanzado por el linaje, que figuraba en los libros de «Mayor Hacendado» del Catastro de Ensenada de 1756. Se desconoce el autor de la traza, pero su edificación fue comisionada por Antonio Clemente de Arce Calderón de la Barca, VII mayorazgo, que en 1779 ordenó la construcción de la capilla del Pazo. Destaca en la arquitectura de este la galería de la fachada principal con la piedra de armas de los Arce Calderón de la Barca sobre el portalón de entrada. A este periodo se remonta también la construcción del palomar del Pazo.

Posteriormente, José María de Arce Calderón de la Barca mandaría alzar el edificio con las caballerizas y los alojamientos de la guardia.

En 1852, Carlos Luis de Arce ordenaría la demolición de la capilla del Pazo para sustituirla por la actualmente existente.


Pazo Vilabade

Pazo del siglo XVII, situado en la aldea de Vilabade.

En la Alta Edad Media existía un Monasterio Franciscano en Vilabade y, dada su situación en el Primer Camino de Santiago denominado Camino Astur-Galaico o Camiño Vello, fue un lugar de peregrinación de gran significado histórico. Del citado monasterio subsistía en el s. XIV su iglesia cuya Encomienda se le concede en 1.328 a D. Pedro Fernández de Castro.

Esta Iglesia, Sta. Maria de Vilabade (Restaurada en 1.988 y catalogada como Monumento de Interés Nacional) forma ángulo con el Pazo, que por su arquitectura y dimensiones (planta cuadrada, patio columnado central cubierto, solana abierta al mediodía y una superficie construida de 2.328metros cuadrados en tres plantas), conforman un magnífico marco.

Situado en el antiguo Camino de Santiago, los orígenes de Vilabade y su de Pazo, se remontan a un antiguo Convento Franciscano, fundado tras la peregrinación que San Francisco de Asís hizo en 1207, y donde nos cuenta que recibió la iluminación de crear la Orden Franciscana.

Esta situado Vilabade en uno de los mas bellos tramos del camino viejo, en la ladera del valle de Castroverde, y rodeado por preciosos paisajes donde los prados se intercalan con bosques de castaños y robles y pinos. Tras este antiguo origen cenobial, el Pazo de Vilabade (Villa – abad), fue posiblemente Hospital de peregrinos, hasta mediados del 1600, donde D. Diego Osorio, Virrey de Nueva España, y Obispo de Puebla de México e inquisidor de Toledo, lo transforma para dedicarlo a su retiro, dejándonos la fractura que actualmente presenta.


Pazo Mariñao

El Pazo Mariñao se encuentra en Palas de Rei en la provincia de Lugo. La historia de Palas de Rei se presenta íntimamente unida a la cultura castreña, conservando aún hoy numerosos restos arqueológicos (mámoas, dólmenes y castros) testigos de un remoto asentamiento. Según la tradición, el ayuntamiento debe su nombre “pallatium regis” al palacio del rey visigodo Witiza, que reinaría entre los años 702 y 710. En Palas, Witiza habría matado al Duque de Galicia, Favila, padre de Don Pelayo.

El estilo románico entró por el camino de Santiago, dejando su huella en la arquitectura religiosa, destacando la iglesia de Vilar de Donas, uno de los referentes principales del románico galego, declarada en 1931 monumento histórico-artístico. Sus pinturas murales forman uno de los conjuntos más destacados y mejor conservados de Galicia.

Por aquí pasaba la vía “Lucus Augusti”, y ya en el siglo VI se constata su pertenencia al condado de “Ulliensis”, siendo la Edad Media un período de prosperidad para la villa, en buena parte gracias al Camino de Santiago. El “Códice Calixtino” citaba Palas como parada obligada de los peregrinos para afrontar los últimos tramos de la ruta jacobea. 4​

El ayuntamiento de Palas de Rey cuenta con un amplio patrimonio artístico que refleja el pasado señorial de estas tierras, pues conserva restos de fortalezas, torres, castillos, así como varios pazos y casas blasonadas. Entre las construcciones más relevantes pueden citarse: la antigua casa-torre de Filgueira; la casa-torre de Fontecuberta; el Pazo de Laia que conserva el escudo de armas de los condes de Traba, de cuyo linaje saldría el fundador de Pambre; la casa de Ulloa, donde los Saavedra, Montenegros, Gayosos, los Deza, se identifican con sus armas y escudos familiares; el Pazo Mariñao; la antigua fortaleza del Castro de Seixas en la parroquia de Merlán, de donde procede este conocido linaje gallego; el Pazo de Pacheco, y finalmente el Castillo de Pambre, fortaleza erguida por Don Gonzalo Ozores de Ulloa hacía el año 1375, que resistió la revuelta irmandiña en 1467, convirtiéndose en uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar de Galicia.

Palas, protagonista también en la segunda guerra carlista, fue uno de los escasos municipios en los que triunfó la sublevación en 1846, constituyéndose una Junta Revolucionaria. Las tierras de Palas de Rei sirvieron de fuente de inspiración a escritores como López Ferreiro, Álvaro Cunqueiro o Emilia Pardo Bazán.